Tipo de cuerpo: identifica tu morfología corporal

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Carmen Moreno de Castro

Farmacéutica, dietista-nutricionista y psicóloga

feb 7, 2023
Solo aquello que conocemos y queremos es lo que cuidamos. Por tanto, identificar nuestro tipo de cuerpo es el primer paso para apreciarnos y mimarnos.

¿Cuáles son los pasos para modificar nuestro cuerpo? “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar”. Esta es una reveladora reflexión del gran psicólogo estadounidense Carl Rogers.

En una sola frase nos desvela el orden a seguir para poder modificar nuestros cuerpos. Primero, conocerlo; después, aceptarlo; y, en tercer lugar, cuidarlo y mimarlo. Y, por último, cambiarlo.

Nos puede parecer que este orden se encuentra invertido porque, en nuestras mentes llenas de juicio, el discurso que nos contamos es que, cuando por fin modifique mi cuerpo, entonces me respetaré y lo cuidaré.

Nada más lejos de la realidad: la morfología humana no puede ser modificada desde el juicio, desde el odio o desde el desprecio.

La clave está en que creemos que si aceptamos las cosas tal como son, entonces nos instalaremos en una comodidad, que hará que no cumplamos nuestros verdaderos objetivos. Sin embargo, se ha demostrado que esto no es así. Aceptarnos facilita el camino hacia nuestro conocimiento (y viceversa). Asumir quiénes somos nos acerca el amor por nosotros mismos y, por tanto, es en sí mismo un facilitador del cambio. Por el contrario, el rechazo y el odio por nuestro cuerpo es el obstáculo que hace que tropecemos en la misma piedra una y mil veces.

Diferentes tipos de morfología corporal

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como la “acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que puede ser perjudicial para la salud”.

Según el lugar donde se acumula este exceso de grasa, la obesidad puede ser de dos tipos:

  1. Androide: mayor concentración de grasa acumulada en el abdomen y menor, en el resto de partes del cuerpo. Es más frecuente en los hombres y es la de mayor riesgo para las enfermedades del corazón, por estar la grasa más cerca de órganos importantes (corazón, hígado, riñones, etc.).
     
  2. Ginecoide: menor concentración en la zona abdominal y mayor grasa acumulada en las piernas, en la cadera y los glúteos. Es más frecuente en las mujeres y tiene menos riesgo para las enfermedades cardiovasculares.

Entonces… ¿Quién soy yo? 

Existe una gran presión social, donde hemos heredado el describirnos en base a prototipos. Esta desconexión de nuestras características más genuinas hace que contestar a la sencilla pregunta de quién soy se convierta en una misión cerca de lo imposible.

Te invito a que respondas a esta pregunta por ti mismo, mirando dentro, investigando en tu interior y dejando a un lado lo que otros nos dijeron que éramos para permitirnos descubrir quiénes somos. 

Haz una descripción lo más minuciosa posible de ti mismo, abarcando todo tu ser, sin reducirte únicamente a la forma de tu cuerpo. En tu descripción, atiende a la parte física, pero también a quién eres emocionalmente, socialmente, intelectualmente y familiarmente. No te dejes nada.

Factores que influyen en la falta de aceptación corporal

No nacemos odiando nuestro cuerpo, sino que es algo que vamos adquiriendo con el paso de los años, debido a diferentes factores: 

  • Influencia familiar: patrones alimenticios aprendidos, hábitos, dietas desde la infancia, comparaciones, quejas…
     
  • Cultura de la dieta, que nos invita a comer de forma restrictiva alejándonos de la alimentación intuitiva y consciente.
     
  • La industria de la belleza, que se lucra de nuestras inseguridades y nos impone cuerpos irreales que no representan la diversidad real.
     
  • Gordofobia: discriminación por parte de la sociedad de los cuerpos grandes.
     
  • Redes sociales, que muestran “realidades” que nos dejan un gran malestar psicológico.
Somos mucho más que un tipo de cuerpo concreto. Somos corporeidad, emociones, pensamientos, creencias y somos lo que hacemos.

Reconciliarse con el cuerpo para modificarlo

  1. Mírate con las gafas del cariño y la autocompasión. Ser realista no es sinónimo de juicios y descalificaciones.
     
  2. Pregúntate qué cosas diferentes harías si tuvieras el cuerpo que deseas. Enumera cada una de ellas y comienza desde hoy mismo a realizarlas.
     
  3. Nutre tu cuerpo teniendo una alimentación sana y equilibrada. Atiende a tus señales de hambre y de saciedad.
     
  4. Muévete, incorpora el ejercicio físico en cualquier modalidad.
     
  5. Descansa, proporciona a tu cuerpo las horas de sueño que necesita.
     
  6. Libérate de las responsabilidades que no te corresponden. Un exceso de obligaciones es otra manera de no respetar nuestro cuerpo.
     
  7. Cuida las frases que te dices a ti mismo. Lo que nos contamos sobre lo que somos es tan importante como lo que en verdad somos.
     
  8. No te obsesiones, enfócate en un objetivo amplio donde vayas viendo mejoras en diferentes áreas.

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Fuente:

  • Antropometría en el diagnóstico de pacientes obesos; una revisión. Nutrición Hospitalaria. 
  • Cuida de ti. Una mirada a tu interior, a la relación con tu cuerpo y a la alimentación. Cristina Andrades. Ed. Vergara.
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